Hemos preferido que sea el propio cliente el que pueda acogerse a la opción y no obligarle a salirse de ella ya que entendemos que nuestros clientes pueden estar ya compensando carbono a través de sus propios esquemas de compensación. Por lo tanto, consideramos que es más justo y transparente que sea una opción a la que los clientes puedan acogerse si así lo desean.
Sí. Si lo desea, puede pedir a su gestor de cuenta ACS que aumente la contribución inicial del 0,5% a nuestro fondo de compensación de carbono.
Cada vez que vuela en avión o conduce un coche se libera dióxido de carbono a la atmósfera. La huella de carbono es igual a la cantidad de CO2 liberado como resultado de la actividad que estuviera realizando.
Si viaja en avión, estará emitiendo CO2 a la atmósfera. Pero ahora se pueden realizar acciones positivas y compensar las emisiones de carbono invirtiendo en proyectos diseñados para reducir la cantidad total de CO2 que se emita en el futuro.
La compensación se puede realizar adquiriendo y pagando los denominados ‘bonos de carbono’. Los bonos de carbono son el resultado de una iniciativa internacional para reducir el aumento de los gases de efecto invernadero. Los proyectos climáticos venden bonos de carbono para financiar su desarrollo. Cada bono equivale a la emisión de una tonelada de dióxido de carbono.
REAL.
Se debe demostrar que todas las reducciones de emisiones generadas han tenido lugar realmente.
MEDIBLE.
Todas las reducciones de emisiones deben ser cuantificables utilizando herramientas técnicas de medición debidamente reconocidas.
ADICIONAL.
Los proyectos deben ser capaces de demostrar que sus reducciones de emisiones son adicionales y que no se habrían producido sin la ayuda de la financiación del carbono.
VERIFICACIÓN INDEPENDIENTE.
La reducción de las emisiones debe ser verificada por un tercero como verificador independiente aprobado. El verificador deberá tener experiencia contrastada tanto en el país como en el sector en el que se desarrolla el proyecto y proporcionar un nivel de garantía adecuado.
ÚNICO.
El uso de registros evita el recuento doble de bonos de carbono. Los registros sirven para rastrear la propiedad y la eventual cancelación en aras del cumplimiento de la normativa.
Cuando se cumplen todos estos criterios, el proyecto recibe la certificación de uno de los estándares mundiales para los bonos. En ACS únicamente invertimos en proyectos que cuenten con certificación de las Naciones Unidas www.cdm.unfccc.int y de Gold Standard www.www.goldstandard.org/, dos de los principales estándares mundiales de bonos de carbono.
Sí. La inversión en proyectos certificados por las Naciones Unidas y por Gold Standard garantiza que los proyectos en los que se emiten los bonos aplican la diligencia debida y cumplen todos los requisitos. Esto significa que la inversión generada por cada compensación de carbono adquirida por ACS cuenta con una certificación y, en última instancia, se destina directamente al proyecto medioambiental.
El retiro es la fase final en el ciclo de vida de un bono de carbono. Cuando un bono es retirado, no se puede volver a utilizar y se impide que sea contabilizado por partida doble o utilizado dos veces.
Cuando usted opta por compensar el carbono generado por su vuelo, nosotros invertimos todo su dinero en bonos de carbono emitidos por proyectos climáticos. No nos llevamos ninguna comisión ni sacamos ningún margen. En todo el mundo hay muchos tipos distintos de proyectos climáticos, incluyendo proyectos relacionados con las energías renovables, la gestión de residuos, silvicultura y agricultura, biocombustibles, tecnologías de la energía y los combustibles, protección de la biodiversidad, desarrollo sostenible y protección de los ecosistemas. Cuando usted opta por compensar, está dando la ayuda financiera esencial con la que estos proyectos consiguen seguir operativos y seguir haciendo cosas positivas para el medio ambiente al reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
La huella de carbono es un concepto muy reciente dentro de la aviación privada. Por este motivo estamos trabajando en asociación con Carbon Trade eXchange (CTX) para desarrollar una metodología única con la que calcular la huella de carbono de todas las reservas que hacemos. Para calcular la huella de carbono de una reserva necesitamos saber (1) la distancia de punto a punto del vuelo y (2) el consumo previsto de combustible para la categoría de avión que va a realizar el vuelo. Los vientos de proa y de cola tienen un impacto importantísimo en el consumo de combustible de cualquier viaje. Por este motivo es imposible predecir con precisión la cantidad de emisiones de un vuelo en particular. Por tanto, se hizo necesario crear una metodología que nos permitiera hacer un cálculo aproximado del combustible utilizado para cada reserva y, en consecuencia, de las emisiones de gases de efecto invernadero creadas por la quema de ese combustible.
Calculamos la distancia de punto a punto de sus reservas utilizando las coordenadas del aeropuerto disponibles en openflights.org. Eso es lo más fácil de todo. Reservamos una gran variedad de aviones diferentes y cada uno de ellos tiene unas necesidades de combustible diferentes. Utilizamos un conjunto de datos de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), que incluye el perfil de la tasa de consumo de combustible para más de 150 tipos de aeronaves según las especificaciones de su Designador de Aviones IATA. Los datos de la OACI se basan en pruebas de motores reales y son la fuente de datos más precisa para la aviación privada que existe hasta la fecha. Cada aeronave quemará combustible a una tasa variable dependiendo de la etapa del viaje en la que se encuentre (despegue, aterrizaje, altitud máxima de crucero). Los datos de la OACI se dividen en sectores de 500 metros para proporcionar la estimación más granular y precisa de la tasa de quema de combustible dentro de cada etapa del viaje. Cotejamos la aeronave que usted hubiera reservado con su perfil de consumo de combustible y calculamos el total de combustible quemado en función de la duración de su vuelo. Una vez que tenemos el total de la quema de combustible para cada vuelo, podemos calcular fácilmente las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas con el combustible quemado. Utilizamos un factor de emisiones ajustado para el combustible que se usa en la aviación. Este factor es publicado por el Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales del Reino Unido (DEFRA).
Nuestro asociado Carbon Trade eXchange (CTX) es un lugar de encuentro para que miles de proyectos ambientales pongan sus bonos de carbono a la venta y cada proyecto tiene el potencial de emitir miles o millones de toneladas de bonos de carbono cada año.
Trabajamos con CTX para analizar el mercado de los bonos de carbono y seleccionar un precio medio por bono de carbono que le permita apoyar una cartera de proyectos de alta calidad (la gama de calidad es enorme) repartidos por lugares diversos de todo el mundo y que representan inversiones en diferentes tipos de proyectos ambientales, desde energías renovables hasta programas de beneficios comunitarios.
Hemos analizado miles de vuelos históricos junto con nuestro socio CTX para calcular el coste de compensación de cada vuelo en proporción al valor total de la reserva. Según nuestros cálculos, una tasa de contribución del 0,5% del valor de la reserva nos permite compensar el 98% de los vuelos analizados y ACS se compromete además a completar el fondo en caso de que el dinero recaudado no fuera suficiente.
Al final de cada trimestre calculamos las emisiones de carbono de todos los vuelos compensados para asegurarnos de que se pueden comprar suficientes bonos de carbono en base a los precios actuales del mercado. Si se registrara algún déficit, ACS se compromete a compensar la diferencia. Cuando hay superávit, el dinero se invierte también en proyectos para asegurarnos de que estamos compensando más CO2 del que generan los vuelos participantes.
La combustión de los combustibles fósiles y la deforestación han hecho que la concentración atmosférica de dióxido de carbono aumente alrededor de un 43% desde el comienzo de la era de la industrialización. En la actualidad, cerca de la mitad del dióxido de carbono liberado por la quema de combustibles fósiles permanece en la atmósfera y no es absorbido por la vegetación y los océanos.
El aumento de las concentraciones de dióxido de carbono no solamente provoca un aumento de la temperatura global de la superficie, sino que el ascenso de las temperaturas globales provoca también un aumento de las concentraciones de dióxido de carbono creándose así un ciclo de retroalimentación positiva. El planeta Venus experimentó un efecto invernadero desbocado que dio lugar a una atmósfera con un 96% de dióxido de carbono.
El CO2 puede ser absorbido de varias maneras, en particular por cuerpos de agua (como mares y océanos), por agua congelada (como los casquetes polares y los glaciares) y por vegetación (como bosques tropicales). Todos ellos son conocidos colectivamente como "sumideros de carbono". La forma más eficaz de mitigar el efecto invernadero es prevenir la generación de CO2 o bien volver a absorber el CO2 en estos "sumideros de carbono".
El programa de compensación de carbono que ofrece ACS contribuirá a una serie de proyectos que reducirán la cantidad de CO2 generado en primer lugar (por medio de iniciativas de energía verde) o mediante la mejora de los "sumideros de carbono" como la prevención de la deforestación o el aumento de la reforestación.